12 de julio de 2006

Nadal, subcampeón esta vez

El domingo pasado se disputó la final del tercer Grand Slam de tenis, torneo que se juega “sobre la hierba” de Londres. El cartel del partido prometía; por un lado, por lo familiar de los nombres, y por otro, por lo familiar que se han hecho los enfrentamientos entre uno y otro en cada final de un torneo importante: Roger Federer (suizo) vs Rafael Nadal (español, de Manacor).

Federer es ahora mismo el rey, el más grande, el más técnico (posiblemente seguido muy de cerca por Nadal), el más frío, y, por supuesto, un gigante imbatible hoy por hoy en hierba. Si el domingo ganaba a Nadal, sería la cuarta vez que alzara el trofeo que le acredita como vencedor del torneo más emblemático del deporte de la raqueta, puesto que fue el primero que existió en la historia del tenis. Así lo hizo. Federer, sin decepcionar ni dejar expectativas sin cumplir, se hizo con el partido y se deshizo de Nadal (por fin, porque le ha costado ganarle una final al español en lo que va de año) en cuatro sets: 6-0,7-6, 6-7, y 6-3.

Sin embargo, y sin quitarle en absoluto ningún mérito al triunfo del suizo, hay que extraer el mérito que tuvo, no sólo el partido, sino el papel que ha jugado Nadal durante todo Wimbledon. Después de un torneo en el que Federer no había perdido un solo set, tuvo que llegar Nadal para poner la puntilla y ganarle, aunque sólo fuera el de la honra, un set nada más y nada menos que en toda una final de Wimbledon. Después de un primer set en el que Federer barrió sin paliativos a un Rafa al que le costó adaptarse al ritmo de la final, Nadal salió en el segundo dispuesto a no ceder (prueba de ello es que le rompió el saque nada más empezar dicho set, aunque al final terminó por sucumbir ante la frialdad, la calidad, y el empuje de un Federer que no estaba dispuesto a dejar que el español volviera a arrebatarle un título de semejantes “dimensiones” como le sucedió en Roland Garros). Pero al final la aplastante lógica se impuso y Federer ganó el partido, igualando en número de victorias seguidas en este torneo a John Borg y a Pete Sampras.
Gran victoria de Federer sobre un luchador Nadal que nunca se rindió (era la primera final que un español jugaba en este torneo desde hace más de 50 años). Si todo sigue así, con un poco de suerte puede que dentro de unos años (quizá no muchos), veamos a nuestro Rafa en el lugar de Federer. Paciencia. ¡ENHORABUENA, RAFA!

Adiós al Mundial

Al fin terminó la Copa del Mundo de fútbol Alemania ’06, con Italia como reina indiscutible del “planeta fútbol”. Ayer se decidió dicho título (por fin) después de un maratón de partidos que tardará cuatro años en volver a repetirse. Italia se proclamó campeona del mundo por cuarta vez en su historia, frente a una selección francesa que contaba con la experiencia de sus jugadores, muchos de los cuales tomaron parte de la selección que ganó el mundial de 1998 frente a Brasil. Sin embargo, tras los noventa minutos de partido y una prórroga que dejaron el marcador 1-1 (goles de Zidane de penalti en el minuto 7 para Francia, y de Materazzi de remate en el minuto 19 para Italia), el Campeonato se decidió en los penaltis, para que el título se fuera a tierras italianas.

Ayer, además, el fútbol le dijo “au revoir” a Zinedine Zidane, el cual pensaba retirarse tras este torneo, y así lo hará. Uno de los mejores jugadores del mundo y de la historia, que ayer marcó el único gol de su equipo en la final, no abandonó el estadio a hombros de su equipo, como cabía esperarse en caso de victoria francesa. Ni siquiera salió como héroe que jugó un gran partido a pesar de que Francia no ganó. No. En el partido de la despedida, al final, después de tantas cosas que seguramente ha vivido sobre el césped de un campo de fútbol, Zidane dejó el partido sin acabar. Una acción inexcusable e inexplicable sobre Materazzi, le propició una tarjeta roja directa que puso un final inesperado a la trayectoria de uno de los jugadores con mejor técnica que ha conocido el fútbol. El partido que podría haber sido el que pasara a la historia del fútbol francés como la noche en la que el astro galo le dio a su país su segundo mundial en su última noche como jugador profesional en activo, quedó en un partido que pasará al recuerdo de muchos como el día en el que Zidane fue incapaz de frenar su conocido “cruzado de cables” y se despidió ante todos en el minuto 110 de la final de la Copa del Mundo 2006.
Italia es campeona, Francia es subcampeona, Alemania quedó tercera, a España (suena a broma) le dieron (como por consolación) el premio al juego limpio (porque otra cosa no podemos ganar, en fútbol claro), y Zidane se fue del fútbol como dejando su carrera sin terminar. Contrastes del fútbol. Son cosas que pasan.