27 de octubre de 2009

Ensueño se escribe con “Ñ”

Con unos cuantos días de retraso (más de un mes) y casi dos semanas después de la inesperada muerte de Andrés Montes, llega esta breve historia…

… La –breve- historia de un equipo que lo logró  T O D O

La frase, que intenta emular una de las que leemos en la intro de “Camino a la gloria”, es el título del homenaje (uno más, y no sé cuántos van ni cuántos me quedan) a la Selección Española de Baloncesto tras su reciente y merecidísima medalla de oro en el Eurobasket de Polonia.

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Navarro y Pau Gasol, abatidos tras la final del Eurobasket de Suecia ‘03

Desde el que considero mi primer capítulo de esta historia, allá por el Eurobasket de Suecia en 2003, hasta el pasado 20 de septiembre de 2009, han sido seis años cargados de ilusiones, de sueños rotos y de alegrías desbordadas.

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En la imagen, de izq a dcha y de arriba a abajo: Carlos Cabezas, José Manuel Calderón, Rudy Fernández, Felipe Reyes, Pau Gasol, Pepu Hernández, Marc Gasol, Sergio Rodríguez, Jorge Garbajosa, Carlos Jiménez, Berni Rodríguez, Álex Mumbrú y Juan Carlos Navarro. Jugadores y entrenador de la Selección Española campeona del Mundo de Baloncesto en Japón, en 2003

Parece que fue ayer cuando el Saitama Super Arena presenciaba la proclamación de nuestros jugadores como Campeones del Mundo de baloncesto. Parece que fue hace un rato cuando los españoles jugaron sin Gasol un partido de ensueño para colgarse un oro mundial en un torneo en el que fueron manifiestamente superiores a todos.

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Pau Gasol se lamenta en el parquet del Telefonica Arena de Madrid, tras fallar el tiro que nos hubiese dado nuestro primer oro en un Eurobasket, en el torneo de España ‘07.

Atrás va quedando aquella amarga final que se perdió (pero que fue plata, al fin y al cabo) en Madrid en septiembre de 2007. Parece que hemos conseguido olvidar aquella maldita corbata que dio al traste con las últimas esperanzas, mandando fuera el último tiro de Gasol. La Olimpiada de Atenas 2004 y la eliminatoria perdida contra Estados Unidos, la semifinal del Eurobasket de 2005 perdida en el último instante por un tiro de Nocioni contra Alemania… apenas unos eslabones más de esta escalera que se ha construido, por méritos propios, a base de éxitos.

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De izq a dcha: Ricky Rubio, Marc Gasol, Jorge Garbajosa, Raúl López, Carlos Jiménez, Berni Rodríguez, Juan Carlos Navarro, Álex Navarro, Felipe Reyes, Rudy Fernández, Pau Gasol, José Manuel Calderón y Aíto Gª Reneses. Jugadores y entrenador de la Selección Española de Baloncesto que conquistó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Pekín ‘08.

Y cómo olvidar aquella mañana del 24 de agosto de 2008, durante la cual los nostálgicos revivieron Los Ángeles ‘84. Cómo borrar de nuestras retinas las imágenes de unos ángeles que vistieron de blanco y no sólo dieron la cara sino que además, por un buen rato, lo tuvieron precisamente de cara para haber ganado un oro que habría dado la vuelta al mundo durante décadas, ¡es más! probablemente durante siglos en la dilatada historia del baloncesto. Un mate de Rudy fue la reivindicación más clara de esta generación del baloncesto español, que después de proclamarse Campeona del Mundo dos años antes, gritó frente a los mejores jugadores del mundo: nosotros también podemos ser los mejores.

Después de todo, fue en Polonia donde el sueño español de conseguir el Eurobasket se hizo realidad. Donde los jugadores, más que en ninguna otra ocasión, demostraron que son personas; donde todos nos dimos cuenta de que nuestros chicos, sin concentración y sin motivación, no van a ningún lado. El miedo afloró las primeras jornadas hasta que el engranaje dirigido por Sergio Scariolo comenzó a funcionar (que le costó, por cierto, aunque ahora todo sean flores para el entrenador y el equipo). Y después, el éxtasis. España, por fin, traía a casa un oro merecido y buscado en tantas ocasiones.

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De izq a dcha: Marc Gasol, Pau Gasol, Carlos Cabezas, Sergio Llull, Felipe Reyes, Jorge Garbajosa, Rudy Fernández, Ricky Rubio, Víctor Claver, Raúl López y Sergio Scariolo. Juan Carlos Navarro sostiene en primer plano el trofeo de Campeones del Eurobasket de Polonia ‘09.

Un camino de sueños recorrido por un equipo de ensueño. Una generación inolvidable de jugadores que (aunque aún no se ha agotado) nos han regalado momentos difícilmente repetibles en el mundo del baloncesto masculino.

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De un modo u otro, y aunque no esté seguro de que a todo el mundo le guste verlo así, esta primera década baloncestística del siglo XXI nos pertenece a los españoles de manera más que merecida.

24 de octubre de 2009

4. Sueños. Sólo una vez

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Miro a mi alrededor, aunque apenas puedo ver nada. Lo justo para apreciar el tono blanquecino de las paredes, y una pequeña banda azul que destaca sobre todo lo demás.

Oigo mis pulmones respirar, suavemente, casi al compás de las agujas del reloj que alguien (con bastante mala leche) ha decidido poner delante de mí. Tic tac, tic tac. Alguien pasa a mi lado. No, espera, no es a mi lado, pero sí cerca. Como al otro lado de la pared. Pero parece apresurado. No viene hacia aquí… Giro la cabeza, sintiendo al instante una profunda punzada de dolor, y la veo allí sentada, con los ojos cerrados, apoyada de cualquier forma en un incómodo sillón.

El reloj sigue sonando. Tic tac, tic tac. Y otra vez. Tic tac, tic tac. Párenlo, por favor. Tic tac, tic tac. Necesito que lo paren, de verdad, no podré soportar ese tic tac mucho tiempo más si no escucho otra cosa.

Ahora sí. 

Parece cansada, yo diría incluso enferma, aunque debe tener un sueño tranquilo porque respira con normalidad. Sus manos reposan sobre la pernera de sus vaqueros, y un jersey negro puesto por encima la está abrigando contra el frío de la habitación; lleva la camiseta de manga corta roja. Mi preferida.

Sonrío. Es muy guapa…

Entonces, inesperadamente, un recuerdo viene a mi mente. ¿Es un recuerdo o un sueño? Es ella, me grita desconsoladamente, parece preguntarme “¿por qué?”. Y yo la miro pero no puedo hablar, ahora no tengo fuerzas para hablar, me siento muy débil…

Intento distraerme del agobiante ritmo de las agujas del reloj, pero no hay nada delante de mí que me pueda entretener. Oigo pitidos y ruidos extraños pero se amortiguan a través de las paredes y entre las sábanas blancas de mi cama.

La vuelvo a mirar. Se ha despertado…

- Mi niño, ¿cómo estás?

- Bien… ¿dónde estamos?

- En la habitación 310.

- ¿En serio? Pero, la han cambiado, la han pintado de otra manera, ¿no? ¿Y por qué está ahí ese sillón tan incómodo si el que había era marrón y mucho mejor?

- No es un hotel. Estás en un hospital.

Y todo comienza a encajar. Pero encaja como piezas de un puzzle que no quiero construir. Uno los recuerdos que vienen a mi mente y todo se vuelve gris, negro. Ya voy recordando, pero aún sigo saber por qué recibo esas punzadas de dolor.

De repente me acuerdo de la luz, el sonido como de una explosión, la convulsión y los golpes, el impacto, y el silencio. No quiero creérmelo pero no tengo más remedio cuando veo que ella se levanta del sillón, y se sienta en la cama junto a mí. Hasta que no posa sus manos sobre las mías no la he sentido; estaba sentada junto a mis piernas…

… maldita sea, joder.

Cuando ya todo ha encajado, una lágrima comienza a descender por mi mejilla, y desvío la mirada a otro lado. Ella me advierte que no gire bruscamente el cuello, que tengo un fuerte esguince… pero no puedo mirarla a los ojos. Porque recuerdo cómo se puso la última vez que le pedí perdón, cómo gritaba de rabia porque estaba enfadada conmigo y con razón.

Recuerdo la conversación. Le dije que lo sentía. Que por favor, me perdonara. “Al fin y al cabo la culpa no es tuya”, me dijo más tranquila después de la discusión. “Tú te has quedado en silla de ruedas, pero vivo, al fin y al cabo”, dijo entre sollozos. “Y por lo menos el otro cabrón ya no está aquí”, es lo último que recuerdo que dijo hasta que me desperté hace un rato.

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Tal vez no tenga sentido dedicarle una entrada de blog a un simple sueño. Sin embargo, creo que sí tiene sentido decir que la excusa Sólo una vez no sirve de nada cuando se trata de salir a la carretera poniendo nuestra vida en manos de alguien que no está en condiciones de conducir de una manera segura y responsable…

21 de octubre de 2009

3. Su camino. Su vida.

Esta es la vida que tenemos… la que elegimos”

Se trata de la eterna discusión de si existe un destino o no. Y mira, yo no quiero ir de Premio en Filosofía (ya sabes que nunca se me dio bien) pero yo creo que todos tenemos reservado un camino en la vida… y en nuestras manos está el recorrerlo o no.

- Pero eso no significa que no puedas elegir lo que hacer con tu vida, que no decides tú sobre tu vida…

- Lo sé, Maite, pero, ¿qué pruebas tienes para negar que no estás en el lugar donde tienes que estar ahora mismo?

- Pues… creo que fui yo quien escogió estudiar periodismo, por ejemplo; es más, fui yo, por supuesto, quien decidió dejar a Jesús, y fui yo quien decidió matricularse en el máster de Revista Cultural de la Universidad de Ginebra.

- Pero adonde yo voy no es a lo que tú escogiste. Yo me refiero a si decidiste lo que decidiste porque estabas predestinada a decidirlo, o si tus decisiones –o las mías, o las de cualquiera- son fruto del azar.

- No sé… nunca he sentido que estuviera caminando por una vida teledirigida… ¿y tú?

- Pues yo… en muchas ocasiones tengo la rara sensación de estar donde tengo que estar. Hay días que siento que puedo disfrutar de mi vida porque me he ganado a pulso esta tranquilidad con mi esfuerzo… pero otros días tengo la sensación de que tengo que disfrutar de mi vida ahora que ella me lo permite… ¿entiendes la diferencia?

- Sí, está clara. Pero… ¿sabes? El día que consiga que dejes de hacerte ese tipo de preguntas existenciales, que te ayudan a echar el tiempo pensando cosas tan maravillosas como prácticamente inútiles, me voy a sentir realizada… esto es lo que hay, ¿o no? El mundo, el día a día, lo bueno y lo malo, la vida en todo su esplendor; políticos que se echan mierda encima unos a otros, niños que nacen en los hospitales, niños que celebran su cumpleaños, niños que crecen en la guerra, gente que disfruta de la vida, víctimas del terrorismo, las guerras alrededor del mundo… el mundo, ahí lo tienes, vuelto un poco más del revés cada día que pasa; y eso es así tengas o no predestinado tu camino; esto es lo que hay cada mañana al levantarse. Puedes planteártelo pero, ¿comprendes que realmente no te lleva a ningún sitio?

- Entiendo que no me lleva a ningún sitio, porque con la de veces que me lo he planteado, si llevara a algún sitio ya habría llegado…

El último “salud” para llevarse el último trago de cerveza a la boca.

El cerebro que está agotado después de estas charlas filosóficas.

Una moto que pasa veloz perdiéndose en la oscuridad de una calle iluminada por farolas de bajo consumo. El termómetro marca diecinueve grados: una temperatura ideal para ser septiembre… y una noche más en la que Maite sube solitaria las escaleras hacia su casa. En espera de que el destino deje que una noche cualquiera alguien duerma a su lado, la veo a través del cristal sonriendo y me dirijo a mi casa.

Miro el reloj. La una y diez.

Hora de dormir…

17 de octubre de 2009

Ese loco bajito…

LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA

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Ayer, Andrés Montes, periodista de 53 años, era hallado muerto en su domicilio madrileño del barrio de Chamberí.

Aunque no puedo decir que le tuviera especial cariño (cosa que no puedo decir de nadie que salga por la tele, ni siquiera de comentaristas entrañables de baloncesto) la de Andrés Montes se había convertido en una voz mítica en los últimos años, desde que comentaba los partidos de la Selección Española en LaSexta. Siempre fue famoso por los motes (más o menos ocurrentes) que le ponía a cada jugador, y por su más que peculiar estilo a la hora de comentar los partidos.

Sin duda todos, o casi todos, alguna vez, hemos exclamado en una pista de baloncesto alguna de sus más famosas expresiones; creo que la vida puede ser maravillosa, es una frase preciosa y Andrés Montes tiene el mérito de haberla acuñado, entre otras. Además, Andrés tuvo el honor de ser comentarista en directo de dos de las mayores gestas del deporte español: el oro del Mundial de Japón ‘06, y el oro del Eurobasket de Polonia ‘09.

Por eso, desde aquí, no puedo hacer otra cosa que enviarle un fuerte abrazo y desearle lo mejor allá arriba.

Los veranos de baloncesto ya no serán lo mismo sin tí. Descansa en paz, amigo.

12 de octubre de 2009

Varios…

Almodóvar se siente una especie de Dios

Alguien debería de aclararle a este pobre infeliz que el compromiso cristiano auténtico no es tal si no está íntimamente ligado al compromiso con la vida. Es normal que no sea capaz de ver más allá cuando se le da tan bien mandar recetas a los cristianos, mientras tiene el detalle tan humilde de endiosarse a sí mismo. ¡Nada menos!

Prefieren "Todo por la democracia"

Ya que estamos, alguien debería aclarar que la democracia, en sí misma, no es lo que los guardias civiles están llamados a defender. El cuerpo de la Guardia Civil, como el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, están llamados a defender a todos y cada uno de los ciudadanos, en este caso españoles.Todo por la democracia” establece ese margen de actuación delimitado para la estructura política. La democracia no es lo que hay que defender, somos nosotros los ciudadanos a quienes hay que proteger. Y somos los ciudadanos quienes aparecemos englobados en el término “Patria” (en este caso, española). Claro que para eso hay que entender que “Patria” no implica un yugo y unas flechas. Demasiado para algunos.

Ángel Martín en la revista DT: Babia

Ángel Martín no me parecía una persona que se distinga precisamente por su calidad como persona. Duda que me quedó despejada leyendo este artículo. ¿Artículo? Sucesión de patochadas, insultos y faltas al respeto. No, eso no puede ser un artículo.

No es casualidad que forme parte de la plantilla de faltosos que participan en el programa de LaSexta "Sé lo que hicisteis". Ya los tenía cruzados por un programa que no vale un duro, ahora ya la guinda del pastel.

Las palabras de Ángel Martín, que se llevan el protagonismo en este escrito donde comento tres aspectos de actualidad, son propias de alguien demasiado acostumbrado a que le rían las gracias. Cuando uno coge la costumbre de que se rían de las gracias que hace, corre el peligro y suele caer en el error de hacer chistes que además de tener gracia faltan al respeto. El problema se agrava irreversiblemente cuando, como es el caso que nos ocupa, la gracia que hace no sólo no tiene gracia (por mucho que la leamos con ironía, del revés, con un espejo, o aplicando el extraño sentido del humor que este peculiar individuo parece tener), sino que además falta al respeto; a los “babianos” a quienes este impresentable no duda en despreciar, y a mí, que da la casualidad de que me he enamorado de alguno de todos y cada uno de los rincones que tiene esta bendita España como para que vengan a decirme cuáles son interesantes para lanzar una bomba atómica.

10 de octubre de 2009

¿Cuál es el camino más corto para el Nobel de la Paz?

Yes, we can.

Manda…

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9 de octubre de 2009

Vergüenza universitaria (II)

Si el otro día escribía en estas mismas líneas un artículo criticando duramente algunos de los aspectos que peor me parecen de la Universidad (y de los universitarios, dicho sea de paso), hoy vuelvo a recurrir al tema para redondear lo del otro día y completarlo un poco más.

Es viernes, 9 de octubre, día en el que se termina el plazo para realizar la matrícula del curso 2009 / 2010. Lo primero que tengo que decir respecto a eso es que si tantos problemas nos da el hecho de que haya gente sin grupo una semana y media después de haber comenzado las clases, alguien “de arriba” debería haberse dado cuenta hace ya mucho tiempo. Si tantos problemas nos da, que no den tanto plazo desde el comienzo de las clases, que lo abrevien. Que para entregar la matrícula de los cursos de libre configuración el plazo máximo es de 24 horas, lo que refleja que cuando de veras queremos correr, ¡vaya si lo hacemos!

Ayer volvió a haber movida en la misma asignatura que motivó el artículo de hace una semana. En esta ocasión el acta de alumnos matriculados se amplió de 53 a 87. Una barbaridad. Pero pese a todos los que son 87, esos sí caben en el aula L-203 del edificio de la Facultad de Derecho adonde nos mandan dar la clase de Sociología Industrial. Y lo cierto es que había gente, mucha gente de pie, por lo menos una quincena de personas.

¿Qué hizo el profesor? Con todo el derecho del mundo decidió que los que no estuvieran en la lista abandonaran el aula. Después de un buen rato intentando arreglar el asunto la situación volvió a una relativa normalidad. Hasta que una vez terminada la clase nos enteramos de que un grupo de los alumnos que habían sido “expulsados” del aula L-203 por no estar asignados al grupo que a esa hora tenía Sociología Industrial, había acudido al Decanato a quejarse.

¿Qué hizo el Decanato? Prepárense que lo que viene a continuación es la guinda que culmina nuestro pastel.

Con un par de narices de esas que ya quedan muy pocas, parece ser que el Decanato transmitió esa queja al profesor en cuestión.  ¡Pero vamos a ver, dejémonos de tonterías de una vez, cómo un Decanato responsable de la organización de un centro le da la razón a un grupo de personas que pretende saltarse las normas para ir al grupo que más le interesa!

Evidentemente uno puede entender una incompatibilidad de horarios por cuestiones de trabajo, etc. Por ello entiendo la faena que es no poder ir a la asignatura que quiero por problemas de horarios. Pero es que todos hemos pasado por ello y cuando no queda más remedio, no queda otra que buscar otra asignatura optativa de entre todas las que podemos elegir.

Lo que no se puede hacer, y no es de ningún modo admisible, es que un grupo de personas que pretendían cambiarse extraoficialmente de grupo tenga más razón al quejarse que un profesor que ve un aula desbordada de gente con personas que no están asignadas a ese grupo.

Y de nuevo, lo dicho la semana anterior. ¿Cómo quieren aplicar el nuevo Plan de Bolonia con semejante número de personas por clase? No serán mis ojos los que lo vean, y no será esa guerra la mía, pero el año que viene va a haber cosas muy interesantes por allí arriba.

7 de octubre de 2009

2. La bajada. Atardecer. 24 de agosto

Esto es siempre igual. Igual de difícil, quiero decir.

Hace dos años estaba ahí abajo, paseando, mirando al mar y pensando en la que se me venía encima. Recuerdo que hace dos años no sabía muy bien adónde iba mi vida; es algo similar a lo que me ocurre ahora, que debería estar a un año de licenciarme. Pero esto no es igual que entonces.

Hace un año volvía a estar ahí abajo, pero esta vez estaba sentado, tranquilo, quieto; mirando atrevidamente a un mar excepcionalmente bravo, con la ilusión de alguien que está en uno de los mejores momentos de su vida.

Hoy, dentro de un rato, estaré ahí abajo de nuevo. Cumpliendo la tradición de despedirme de este lugar. Estoy ilusionado, pero muy nervioso.

Porque en el fondo, bajar supone asumir que estoy a dos o tres semanas de comenzar a preparar el camino que debería dirigirme a una nueva etapa en mi vida. Si me quedo es porque quiero resistirme a ese paso; bajando, admito que ese paso es necesario y que es el momento de darlo. Gracias a Dios, ahora sé en qué punto me encuentro, y aunque no sé dónde voy a terminar, eso me puede facilitar el encontrar “adónde” quiero ir.

Maite, los estudios, los amigos…

Tal vez la dificultad esté en lo raro que es llegar y marcharme de aquí. Cuando llego me siento raro porque me siento como en casa y a la vez me siento en un sitio nuevo; y cuando me marcho, siento que en cierto modo me voy de “casa”, y algo en mi interior no termina de asumir el tener que irse de aquí año tras año si lo considero “mi casa”.

1 de octubre de 2009

Vergüenza universitaria

Recién estrenado este curso, en el que la principal novedad para mí es que debería ser el último y que vuelvo al horario de mañana, ya han pasado tres días de lo más variopintos.

Lo primero que debo decir es que me llama mucho la atención la facilidad con la que, gracias al horario de mañana, he sido capaz de cuadrar horarios. Nada comparado con el suplicio de ver que por lo menos dos optativas se pisan para los grupos de tarde; este año he sido capaz de encajar tres optativas en un mismo cuatrimestre sin problemas. Alguien del decanato debería preguntarse si es justa esa discriminación para los alumnos del turno de tarde.

A continuación debo señalar la poca vergüenza de una alumna que ha levantado la voz esta mañana en una clase atestada de gente, para decir básicamente que optó por cambiarse extraoficialmente de grupo porque le coincidía su hora con otras dos de tarde. En la clase había unas 100 personas (con gente de pie sin sitio para sentarse) cuando en las actas oficiales figuraban matriculadas 53 personas + alguna que realizará la matrícula los días venideros.

Mira, maja, llevo tres años haciendo malabarismos con el horario, y conozco a gente que ha tenido que pasarlas aún peor que yo; no pasé por el infernal horario de tarde para cuatro ridículas asignaturas por cuatrimestre para que llegues de lista y me digas que formas parte del grupo de 60 personas que han decidido ir al grupo que mejor les cuadra porque sí, convirtiendo una clase de 53 matriculados en un aula de más de 100 personas. Hay que tener poca vergüenza; una, la que lo dijo, y otros, quienes encima le daban la razón. Si te ha tocado un grupo te fastidias y te aguantas, que es lo que hemos hecho todos; si te coinciden las horas te fastidias, te aguantas y te buscas otra asignatura, que es lo que hemos hecho todos. Muy listos somos todos, ya lo digo yo. Muy listos.

Y por último alguien de la Universidad, o por lo menos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Oviedo, debería empezar a preguntarse qué pasa con algunas asignaturas de Administración y Dirección de Empresas. Por qué hay 90 personas en unos grupos y 20 en otros. Por qué esa diferencia del número de alumnos. Por qué esa diferencia de criterio de un profesor a otro de una misma asignatura; por qué hay alumnos que llegan a los exámenes con puntos extra a los que no todos los alumnos de todos los grupos optan. Por qué hay quien ha terminado la carrera “fumándose” la mayoría de las optativas. Por qué los criterios de cambio oficial de grupo no se aplican del mismo modo para todos.

En definitiva, hay muchas cosas que no encajan en un supuesto marco de adaptación a un espacio de educación superior que pretenden aplicar. Un espacio diseñado para grupos reducidos de no mucho más de 30 personas, que nosotros vamos a implantar en carreras como Administración y Dirección de Empresas donde lo normal es un número bastante mayor.

Y por si fuera poco, pretendemos adaptarnos a ese espacio con un sistema que está extra-regulado (no falta documentación en páginas web universitarias, etc) y que luego, a la hora de la verdad, resuelve los asuntos de forma extra-oficial (que no es la primera vez que alguno lo presenciamos). Un sistema donde parece demasiado fácil saltarse las normas. Para algunos, claro.

Ustedes verán.