26 de julio de 2010

13. Desconexión

Estamos contentos en la oficina. Qué bien sienta ver que las vacaciones están a la vuelta de la esquina, por fin, después de un año entero entrando y saliendo por esas puertas…

Todavía me acuerdo del día en que mi jefe se presentó el primer día en septiembre con la sandez de la creatividad, la innovación y la nueva sección de “Su vida con Maite”. Ahí estaban los folios blancos encima de mi mesa, esperando que mi cerebro comenzase a funcionar para esa sección. Me pedía que fuera “Divertida pero no demasiado”, ”Realista pero no demasiado”, y algún otro “Requisito pero no demasiado”

Y creo que más o menos cumplí bien con lo que se me había pedido. 13 publicaciones relacionadas con el asunto de Maite han dado para recorrer un año que ya queda atrás. Las emociones están perfectamente memorizadas, los momentos ya son eternos y los sentimientos ya no están a flor de piel sino reposados. Ahora tengo delante de mí algo mucho más estimulante que la pantalla de un ordenador… algo que no es ficción sino realidad.

La mochila de peregrino está descansando sobre el mueble del salón, ya preparada para que el día que hemos pensado me la cargue a los hombros y comience a dirigir mis pasos hacia la tumba del Apóstol. Por fin está a la vuelta de la esquina el día de partida, con una promesa importante que cumplir y con otra tan relevante como ella.

Y en el Camino llegará la desconexión veraniega total y absoluta. Hasta septiembre mi “yo” virtual quedará encerrado en la red, enfriando sus circuitos y descansando sus procesadores.

Felices vacaciones a todos… muchísimas gracias a los que siempre han estado ahí, a los que empiezan a pasarse por aquí, a quienes dejan un comentario, a quienes se conforman con leer las entradas y ver las fotos o los vídeos… muchísimo ánimo en estas últimas jornadas de julio. Ya no queda nada para alcanzar ese descanso que nos hemos ganado todos… aunque sólo sea por el simple hecho de haberse levantado cada mañana y hacer lo que nos ha tocado hacer.

La lección más clara que me llevo de este año, aparte de muchas otras enseñanzas para el resto de mi vida, es una que me dio uno de mis jefes (pero de mis jefes de verdad, no los de esta ficción de “Su vida con Maite”) hace un par de meses:

La vida es muy sencilla. Somos nosotros los que nos la complicamos a lo tonto.

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- FIN -

19 de julio de 2010

Un último adiós…

Siempre he creído que no debo nombrar a nadie que no sea yo en este blog… y ni siquiera para hacer una mención a título póstumo. Sobre todo por tratarse de un difunto debo guardar el anonimato.

Aunque esto se trate de una bitácora a la que cualquier persona tiene acceso, quiero que hoy esté presente en estas líneas una persona que se nos ha ido.

Una persona grande, humilde, sonriente, amigo de sus amigos, trabajadora como la que más detrás de la barra de un bar. Una persona a la que nunca le dije lo mucho que la quería. Porque no supe cuánto la quería hasta el viernes por la mañana.

¡Cuántas cosas que parecen no tener importancia aprendo en el día a día… y de cuántas cosas me voy dando cuenta con la perspectiva adquirida en la carrera! Una chica me dijo no hace mucho: “si es que al final… hay que disfrutar de la vida porque es breve y cuando te quieres dar cuenta, se termina”. De cuántas cosas nos olvidamos hasta que ya es demasiado tarde…

Me tranquiliza pensar que te fuiste como habías deseado siempre. Me tranquiliza creer que viviste intensamente hasta el último segundo. Pero me entristece tanto sentir que es demasiado pronto para un adiós… me da tanta rabia la sensación de que han quedado cosas en el tintero, cosas que nunca te diré, cosas que nunca viviremos juntos…

Allí arriba, estés donde estés, espero que puedas contemplar todas las muestras de cariño que llegan por todas partes de todo el mundo que te quiere. No pienses en que ya no llegarás a Santiago de Compostela. Me encargaré personalmente de que este verano llegues a darle un abrazo fuerte al Santo. Espero que tu amuleto, el que nos dio la victoria contra Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda, siga teniendo efecto… Espero que nunca te olvidemos. Fuiste, eres y serás un gran ejemplo a seguir.

Tengo claro que nadie me va a servir los Sprites & Lima como tú.

Un abrazo grande, fuerte, y eterno, amigo.

Descansa en paz…

… y sonríe :)

12 de julio de 2010

Una simple cuestión de identidad

La finalización del período de prórroga ponía a cien a nuestros corazones ante la perspectiva de jugarse una final que merecíamos ganar de antemano a penaltis. El partido, en el que los holandeses salieron a jugar a patada tras patada (que el árbitro, inexplicablemente, no quiso castigar; es lamentable que a estas alturas de la vida un equipo salga a disputar una final de mundial tal como salió Holanda... y que el árbitro no imponga sanciones más duras contra algunos tipos de entrada; pero se han visto tantas cosas en este mundial... el señor Blatter debe sentirse orgulloso) fue dominado en muchos momentos por España. Y faltaba lo mismo que ha faltado en los partidos de España en este mundial: tiros a puerta.

Pero cercano el final del partido, cerca del final de la prórroga, cuando las gargantas de los presentes frente a las pantallas gigantes instaladas a lo largo de la madrileña Castellana no podían gritar más (o eso pensaban), llegó un balón a las piernas de Iniesta. Todo ocurrió a cámara lenta, volvió a haber el mismo período de milésimas de segundo en que aún no se quiere gritar por si acaso... el bueno de Andrés controló como pudo el balón que le llegó y disparó con toda la fuerza de sus piernas y con la que le dimos todos los españoles que ayer no nos quisimos perder una final futbolera histórica. El balón atravesó los escasos metros que lo separaban de la portería y el portero no pudo evitar que se estrellara como un obús en la red holandesa. Era el gol de la justicia. Justo es que cuando he criticado a la Selección Española de Fútbol por no jugar a nada... reconozca que en esta ocasión, como en 2008, merecían ser Campeones.

Era el éxtasis, se acercaban las once de la noche y fue imposible ver bien el final del partido. La euforia se desataba, los abrazos entre los allí presentes se sucedían, compartiendo la alegría de ver que había merecido la pena gritar, saltar, sudar y sonreír durante dos horas y media. Fue una ocasión histórica, un momento que nunca olvidaré.

Y viendo el comportamiento posterior de la gente, paseando como nunca había visto miles de banderas de España por las calles, sólo puedo añadir que, al final, todo esto viene a demostrar que la gente necesita sentirse identificada con algo más grande que uno mismo. Viendo que 200.000 chiflados se apelotonan frente a una pantalla gigante llevando la misma bandera para dar voces, entiendo que necesitamos una identidad, por mucho que nos quieran convencer de que eso está pasado de moda.

Esa identidad existe... esa identidad es nuestra y nos pertenece. Ayer era palpable en cada rincón de Madrid, en cada rincón de cada ciudad española, en cada rincón del mundo en que algún español se paró frente al televisor para ver qué hacía su equipo. 

Esa identidad se llama España. No la destruyamos con la apatía y las diferencias políticas. Me despido felicitando a los jugadores por el bienio dorado que nos han regalado... y con las palabras del entrenador Vicente del Bosque que aparecían en la portada de El Mundo ayer:

"Ojalá la unión que hay entre los jugadores de la Selección fuera extensible a todo el país"

... y ahora, en silencio una semana que no tengo cuerdas vocales para más!
Próximamente colgaré vídeos y fotos.

8 de julio de 2010

Final histórica

De nuevo el fútbol español se lo merecía…

Rondaban las diez de la noche. En el bar donde mi padre y yo lo estábamos viendo había un público muy correcto, muy tranquilo. Mi bufanda me daba un calor increíble. Lo cierto es que España estaba jugando su mejor partido de los que ha disputado en todo el Mundial, pero seguían sin meter goles. Llegaron con mucho peligro los alemanes en un par de ocasiones; nuestro blindaje defensivo, impecable ayer, falló pocas veces, y cuando lo hizo, ahí estuvo Iker guardando los palos.

Y los alemanes, llegado el minuto 70, estaban acogotados por el ataque español. Que hoy sí, mucho más que otros días, mucho más libre de la presión en el medio campo a que nuestros jugadores estuvieron sometidos otros días, pudo jugar entre líneas. Rompiendo la defensa alemana una, otra y otra vez. Llegando con peligro al borde del área. Un pase de Iniesta que Villa quiso recoger tirándose con todo pero no llegó… un tiro de Pedro desde más allá del área que asustó… Xabi Alonso que lo intentaba también…

Minuto 72. España está encerrando a Alemania. “En una de estas se tiene que colar dentro”, decía mi padre. La premonitoria voz de la experiencia…

Una jugada de Iniesta que termina con el balón por las nubes y córner favorable a España. Xavi que la coloca en el área pequeña para sacar. Yo que dejo mi vaso de cerveza tranquilo en la mesa. Un pensamiento pasa por mi cabeza, “¿será esta una de esas en que se cuela?” Tal vez en la mente de todos, en este momento, está el pensamiento de que en este torneo no hemos logrado botar bien ni un sólo córner. Allá va. Xavi la cuelga, aparentemente lejos de la portería. Y aparece un jugador español como una centella, despistando a toda la defensa. Arrasa con todo, golpea el balón con la cabeza, el portero no la alcanza y la pelota entra rápida, fortísima, imparable ya.

¡AY MADRE! ¡ENTRÓ! ¡¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!!!!!!

¡No me da tiempo a darme cuenta de quién ha sido el autor de tan magnífico remate de cabeza! ¡Salgo corriendo a la calle a gritar y a llamar por teléfono a mi primo, que lo está viendo en las pantallas gigantes del Bernabéu! Una señora me ve y me pregunta: “¿Quién marcó?” y yo le respondo, “¡ESPAÑA!”, y ella insiste: “¿Pero quién?” y yo de nuevo le respondo, “¿qué más da? ¡Ha marcado España!"

España, que hoy lo estaba bordando, encerrando a los germanos, cerrada en defensa, seria en el centro del campo, marcó el primer y único gol de todo el partido. Se hizo justicia y tenemos la ocasión de ver la primera final de un mundial, DE TODA LA HISTORIA, en que uno de los participantes va a ser el equipo español de fútbol.

Y es que, como ocurrió en los cuartos de final de la Eurocopa de 2008 contra Italia, España estaba jugando mejor. Sólo faltaba un gol, que gracias a Dios llegó en el minuto 72 y bastó para clasificarnos para nuestra primera final.

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Me crucé con un niño que salía con sus padres con la bandera entre las manos. Me acerqué a él y le dije: “¡chócala! ¡Y aprovecha, que esto no lo vas a vivir todos los mundiales!” El chaval se echó a reír y el padre también.

Para terminar, y confiando en que el domingo soñemos despiertos y nos levantemos Campeones, me despido con una cita de un anuncio que dice así:

“Elige con el corazón dónde, cómo y con quién vas a ver el partido. Porque esta vez, lo vamos a recordar toda la vida